La independencia judicial ha de reivindicarse no sólo en lo referido a la justicia como institución, si no al juez o jueza como individuo, la judicatura que defienda el interés general que interviene en la vida económica y social, que crea derecho y que se encuentra incorporado a tareas de tutela como garante de los derechos de los individuos en la Constitución.
La judicatura ya no pueden conformarse con defender su independencia, siempre amenazada, ni con ejercer honradamente sus funciones de forma imparcial, encerrados en la dignidad de sus despachos, todo eso han de hacerlo como siempre y además de forma que sea visible y reconocida por los ciudadanos, pero también han de salir a observar la realidad y analizarla de manera desapasionada, como lo puede hacer un profesional del oficio de juzgar, formulando después, con prudencia, pero con claridad, las propuestas de carácter científico, técnico – jurídico y practico que estimen más oportunas y convenientes para el mejoramiento del Poder Judicial, que es el pilar central del Estado de Derecho y la última garantía de los Derecho del Hombre.